miércoles, 2 de junio de 2010

TENGAMOS LA FIESTA EN PAZ


De esta manera titulábamos el reportaje central de la Revista FRIDA de Julio del 2007. En aquel momento tratábamos de denunciar que frente a los logros que se estaban consiguiendo en materia de igualdad entre mujeres y hombres, todavía existían espacios, como los espacios festivos, en los que las diferencias eran palpables y los abusos algo rutinario.

Han pasado ya 3 años y volvemos a estar a las puertas de la época estival, momento en el que las fiestas de pueblos y ciudades se multiplican y se percibe cierta exaltación general en la gente. Lamentablemente, poco a cambiado la situación en los ambientes festivos y en los últimos años hemos tenido que salir varias veces a la calle para denunciar abusos y violaciones en estos lugares. Pero, estos hechos son solo la punta del Iceberg (la más grave) de lo que ocurre en las fiestas. Los contextos de ocio siguen caracterizándose por una importante masculinización del ambiente y las mujeres continúan en situación de minoría y no sólo numérica, sino también con respecto al protagonismo que pueden tener en esta escena. Generalmente los varones ocupan las posiciones más destacadas: controlan la seguridad, protagonizan los altercados violentos, son los grupos de música de los conciertos, son los organizadores, controlan el mercado de bebidas y drogas, etc. En consecuencia, las mujeres tienen poca incidencia o poder en este contexto, y difícilmente pueden ser creadoras de opinión, de estilo o establecer pautas de comportamiento.

Este "poder" masculino sumado al consumo de drogas acarrea graves consecuencias desde una perspectiva de género. Por ello, es el momento de comenzar a cambiar actitudes y de sensibilizar a la población de que en los ambientes festivos debemos participar de forma respetuosa y todas y todos por igual.