Desde hace varios meses Kahlomedia gestiona las campañas de Marketing off y online de
Fitness Card. Iepa!
Este es el artículo que nos publicaron en el diario Cinco Días hace dos semana.
Jorge Abad
regentó hace años
un gimnasio con su hermano y
se dio cuenta del mercado potencial
de los profesionales en
tránsito. Personas fuera de su ciudad
de residencia por motivos de trabajo
se acercaban a sus instalaciones a
preguntar si podían utilizarlas sólo
un par de días, hasta que acabara su
estancia laboral en
Bilbao.
Con el apoyo de Lan
Ekintza, Beaz, Elkargi y
Spri, Abad puso enmarcha
su proyecto empresarial
Fitness Card, que
le llevó por todo el Estado
en busca de gimnasios
que quisieran
adherirse a su propuesta:
abrir las puertas a los
clientes ocasionales, sin
perder a los habituales.
Esta compañía de Bilbao
tiene un servicio de tarjetas prepago.
Se activan a través de su web. Tras
el envío gratuito al domicilio del cliente,
la tarjeta dispone de un saldo que el
usuario aporta a través de su tarjeta de
crédito ymediante una transacción electrónica.
Con el plástico puede entrar en
250 gimnasios de más de 100 localidades
de toda España. La web de Fitness
indica dónde están esos centros y la ubicación
del más cercano, según donde se
encuentre la residencia temporal del
usuario.
Abad ha recibido peticiones de centros
de Portugal, Irlanda, Inglaterra y Alemania
para adherirse a esta red. Fitness
cobra un porcentaje
sobre el precio de entrada
a cada gimnasio (tarifa
media entre 10 y 15
euros). No hay cuotas
mensuales, el motivo por
el que el 90% de los usuarios
de los gimnasios se
dan de baja, al no amortizar
esa inversión en deporte
y salud. “Si acudes
con una frecuencia de
tres veces o más al
mismo gimnasio, sí te interesa
la cuota. Con nosotros
sólo pagas si utilizas las instalaciones,
que además están donde a tí te
interesan, en cada momento”. Además,
la tarjeta es transferible, su uso se puede
compartir.
El equipo de Fitness Card se completa
con un informático, responsable del
mantenimiento de la web corporativa,
y de un comercial, muy pendiente del
mundo de las redes sociales.
La empresa vasca tiene activas 5.000
tarjetas. El perfil de sus usuarios está repartido
al 50% entre los dos sexos, con
una edad situada entre los 30 y los 55
años. Viven en ciudades grandes, tienen
estudios superiores y se desplazan habitualmente
por motivos de trabajo.
La crisis se está notando “y mucho” en
los gimnasios, “porque es de los primeros
gastos que se quita la gente”, comenta
Jorge Abad. Los cierres de estos establecimientos
forman parte del escenario
urbano de estos tiempos, sobre todo
en los barrios. “También en este sector,
los negocios pequeños son los que más
sufren. Es una actividad que ha cambiado
mucho en los últimos quince años.
De contar con unas instalaciones con sólo
unas cuantas máquinas de musculación
se ha pasado a complejos con piscinas,
saunas, spa, tratamientos de belleza, masajes,
spinning etcétera. Exigen un
nivel de inversión que sólo las grandes
cadenas pueden afrontar”, añade.
También ha surgido en la última década
la competencia de los gimnasios
ubicados en los polideportivos municipales,
cada vez más equipados y con unas
tarifas más bajas que los centros privados.
Aunque los numerosos usuarios que
acuden a ellos saturan las instalaciones,
sobre todo si el gimnasio está en una
zona céntrica. “En algunas máquinas
[como la elíptica de la fotografía] hay que
hacer cola hasta que quedan libres”, señala
un aficionado que suele acudir a las
instalaciones municipales.
Los cambios en las modas deportivas
han puesto en dificultades amás de un
gimnasio, que se ha dotado de pistas de
squash o de salas de aerobic, por ejemplo,
y la caída en la demanda de estas
actividades les ha dejado con una inversión
por amortizar.
De todas formas, la cultura del ocio
unido al deporte, en una sociedad muy
pendiente de la estética personal, sigue
manteniendo vivo el mundo de los gimnasios.
Los empresarios del sector saben
que un 15% de la población no falla a
la hora de ponerse en forma con regularidad,
y con esa base estable del negocio
cuentan para seguir adelante en
medio de la crisis. En este sentido, las
cámaras vascas de comercio han detectado
que no ha bajado la afluencia
a los salones de belleza.